En la historia hubo un hombre que sufrió mucho por discriminación y tuvo que aguantar 27 años de prisión. Después de eso, se postuló presidente de su país, Sudáfrica, y ganó las elecciones. Ese fue Nelson Mandela un hombre que manifestó resiliencia.

Una persona profesional sufrió una terrible enfermedad que lo confinó a una silla de ruedas de por vida; pero siguió investigando y aportando información sobre el estudio del universo. Ese fue Stephen Hawking un hombre resiliente.

¿Qué tuvieron estos dos personajes en común? Que no se dieron por vencidos a pesar de su sufrida y traumática condición, sino que fueron resilientes.

Qué es la Resiliencia

La resiliencia es la actitud que tiene una persona para sobreponerse de un   acaecimiento traumático; como el fallecimiento de un pariente, un accidente, o cualquier otra situación trágica; y al mismo tiempo sigue planificando hacia el futuro.

En algunas situaciones, los traumas llevan a desarrollar la capacidad de enfrentar la crisis con aguante; y casi siempre la persona ignoraba que tenía esa facultad hasta que llegó ese momento.

El estudio de la psicología positiva ha examinado y promulgado que las situaciones que generan un gran sufrimiento son retos que son confrontados y superados por la persona que es resiliente.

Ellos añaden que hay eventos que pudieran influir en que una persona desarrolle  o no la resiliencia; como la educación, la vinculación  familiar  y social. Los psicólogos también alegan que la resiliencia está muy sujeta a la autoestima. De manera que cuando se tiene una buena autoestima, se puede desarrollar la resiliencia.

¿Por qué es Importante?

Desde niños tendemos a desalentarnos cuando no logramos lo que queremos, confrontamos un obstáculo difícil, alguien nos decepciona o nos censura o, peor aún, pudiéramos rendirnos. Sin embargo, necesitamos resiliencia porque es necesario que los niños y nosotros comprendamos que:

  • No siempre hacemos las cosas bien, a veces tropezamos.
  • Todos experimentamos momentos duros y difíciles en la vida.
  • Las críticas y consejos nos ayudan a corregir los errores, así aprendemos.

Cómo Manifestar la Resiliencia

Si a un niño desde pequeño en su educación se le enseña a alcanzar valores, que todo lo que hace es importante para el beneficio de otros y de sí mismo, y que habrá obstáculos que le harán sufrir, él llegará a desarrollar una buena autoestima.

Teniendo  bien establecida la autoestima, con el tiempo se convertirá en una persona resiliente; que se sobrepondrá a las diversas situaciones que le generen sufrimiento en el transcurso de su vida.

Todos los padres deben saber que la prosperidad de su hijo no lo ocasionará el azar; ya que su responsabilidad como tutores es darle  una enseñanza que lo ayude a formar un alto nivel de resiliencia al experimentar las dificultades.

Cómo Formarle la Resiliencia al niño

Padres, ofrézcanles comprensión, entusiasmo, cariño y apóyelos para que se acepten y confíen en ellos mismos; sin desplazar ni sustituir el lugar que le corresponde a Dios.

No obstante, los niños que han sufrido traumas por haber sido maltratados y deshonrados, no podrán confrontar sabiamente los problemas.

Cuando un niño se equivoca, hay que ayudarlo a ver la situación con equilibrio. Si una asignatura en la escuela le es difícil, ¿renunciará diciendo: “Es que no puedo con ella”? Mejor ayúdelo a reflexionar qué puede hacer para progresar.

No le solucione el problema, asístalo para que él mismo lo haga. Pregúntele: “¿Qué pudiéramos hacer para entender mejor esa asignatura?” Ayúdele a ver por qué esa asignatura es útil para él.

Si alguien critica al niño de un modo constructivo, en vez de decir que esa crítica no es justa, pregúntele: “¿Por qué crees que te corrigieron?, ¿Cómo puedes mejorar?, ¿qué harás la próxima vez que te suceda lo mismo?”

Finalmente, la mejor enseñanza es el ejemplo que ponga como padre (usted está siendo observado por el niño); pregúntese: “¿Admito mis errores o echo la culpa a otros?, ¿hablo de mis equivocaciones y de lo que he aprendido de ellas?, ¿me burlo de otros cuando cometen errores?, ¿pido perdón cuando me equivoco?”

Estas sugerencias para ayudar al niño a desarrollar resiliencia también valen para los adultos; pues quienes hemos experimentado grandes sufrimientos sabemos que salimos fortificados de las pruebas duras, y ya no somos los mismos. Miramos las cosas de modo diferente. Puede decirse, sin dudar, que maduramos y evolucionamos.